lunes, 11 de enero de 2010

Propuestas para una sociedad civil fuerte



JOSE MANUEL ARECES
Me preguntaba hoy una querida amiga por qué los españoles no tomamos la decisión de plantarnos ante la Moncloa un buen día de estos. Se han realizado muchos intentos por llevar a cabo tal acción y otras tal vez más eficaces, pero pienso que la solución no está en una manifestación o un acto de protesta aislado. Llevo aseverando en estas páginas y en otros foros desde hace años, casi hasta la saciedad, que los españoles tenemos (unos más que otros) lo que nos merecemos. Los problemas de España son endémicos, están muy arraigados y son múltiples. Aunque la gran mayoría de ellos los adjudico a la apatía, al mirar para otro lado y al pasotismo nacional.

Parto siempre de la base que cuanto más poder dejemos en manos de los políticos nuestros problemas crecerán exponencialmente. Somos el país que más soluciones reclama a la política para cualquier cosa, y esas reclamaciones son al final cesiones de soberanía, es un paseo hacia la esclavitud civil. Evidentemente nada se puede hacer por solucionarlo todo de un golpe, pero sí hay cosas que se podrían hacer, pasos que la sociedad civil podría ir dando, siempre y cuando estuviese más cohesionada, y fuese consciente de su poder y especialmente que la soberanía reside en esta. Porque la clave del meollo está en aceptar derechos y deberes, y entre nuestros deberes está el ejercer nuestra soberanía, siempre y cuando deseemos vivir en libertad, por supuesto.

Participé con mucha ilusión y dedicando grandes dosis de tiempo, energía y recursos personales en la organización de las concentraciones y otras actividades en Asturias de lo que se llamó la rebelión cívica, en los años 2004 al 2007, aproximadamente. Todos los que hemos vivido aquellas manifestaciones cívicas en aquella época recordamos bien y con emoción todo lo que supuso aquel frente cívico en contra del gobierno de Zapatero, el efecto es de todos conocido. No puedo olvidar cómo el Partido Popular, que no tuvo nada que ver con los cientos de iniciativas que surgieron en paralelo por toda España, se subió al carro y en ocasiones se puso al frente, como tampoco puedo olvidar que fue Mariano Rajoy y el establishment del partido los que hicieron mucho por desmontar algo que no podían controlar, algo que suponía que muchas personas estaban tomando relevancia en la escena política, algo que para los profesionales no es aceptable. A los dirigentes del PP la calle les da alergia, están más hechos al debate a puerta cerrada y a ser posible en cómodos sillones. Evidentemente no son así los diez millones de votantes que tienen, ni la extraordinaria masa de afiliados del partido, el divorcio entre ambos en cuanto a capacidad es manifiesto. Como me dijo un diputado regional del PP, esto de la política es demasiado complicado para los ciudadanos. Así nos ven, podemos labrar la tierra, formar una empresa, criar hijos y sacar una familia adelante, pero de política no podemos hablar porque no tenemos la alta preparación de estos profesionales.

Creo que aquella fue una oportunidad excelente para continuar presionando al gobierno y mantener fuera de la política una red de asociaciones y grupos civiles con capacidad de movilización, reacción y contestación. Desgraciadamente todo aquel movimiento fue cercenado exclusivamente por los atontados dirigentes del PP, y en claro beneficio del PSOE. Desde entonces las cosas en este país han ido a peor, los partidos políticos anquilosados en su filosofía ocultista y anti participativa están alejándose a marchas forzadas de los rumbos que toma la sociedad. Como también he señalado en ocasiones vivimos la era 2.0, de las redes sociales, de la participación efectiva del ciudadanos no solo en la política, sino en la economía y otras muchas facetas gracias a los progresos que han devenido con la tecnología de la información y la comunicación.

Soy total y absolutamente proclive a que la sociedad comience a poner palos en la rueda de la política que se hace a espaldas de la sociedad desde ya, puede haber bastante gente que opine de la misma manera, pero en tanto en cuanto la gran mayoría de los ciudadanos no participen en una red importante de movimientos cívicos, nada se podrá hacer para convencer a unos personajes que viven en torres de marfil, y que no tienen intención de mover un dedo para cambiar y mejorar el país. En tanto en cuanto no vean su sueldo y prebendas en peligro, porque al final de eso se trata, nada cambiará. Los españoles prefieren antes abstenerse que participar y comprometerse, prefieren la comodidad de sus vidas y evitar riesgos antes que defender su soberanía y derechos básicos, y miran con bastante poco respeto a aquellos que se la juegan por los demás. Esto es una realidad. Los políticos han logrado hacer que la gran mayoría de los ciudadanos haga tres cosas: la primera no interferir en política, y la segunda votar a una marca pase lo que pase, sin criterio crítico ni análisis de propuestas ni nada, y la tercera es convertir a la gran mayoría en seres subvencionados, es decir participantes de la corrupción generalizada y la ruina nacional. ¿Les parecen palabras duras?, aún no he terminado. Con estos mimbres mal lo tenemos para lanzar unos movimientos cívicos lo suficientemente fuertes, pues la base de estos movimientos es la participación masiva. Creo que la sociedad está bastante enferma, y no es consciente, estamos creando mucho egoísmo y falta de compromiso, y las generaciones nuevas vienen peor aún. Lo más exagerado que oigo de aquellos que se dicen hartos, es algo así, como: hay que crear otro partido político para que nos defienda. Mire usted señor mío, a usted no le tiene que defender nadie, ¿no se da cuenta que de crearse otro partido volveríamos a caer en los mismos problemas?. Cada cual debe sostener su bandera y defender su posición, hombro con hombro con el vecino de al lado, insisto tenemos unos deberes cívicos más allá de los deberes particulares, y por falta de atención otros se han arrogado con esos poderes.

Precisamos de un estado ligero y pequeño, que únicamente administre las cuestiones más importantes y que no intervenga en asuntos que corresponde regular a la sociedad per se. Deben eliminarse todas las subvenciones, es la propia sociedad la que debe poner su dinero para determinadas acciones sin el intermedio del estado, no preciso que un partido X decida por mí a que ONG se debe apoyar, por poner un ejemplo, eso es tarea de cada particular. Sobran 30.000 vehículos oficiales, sobran muchos gastos superfluos como cadenas de televisiones públicas, diputaciones provinciales, comunidades autónomas por anti españolas, y tantas cosas más que son superfluas y las pagamos todos. Sobran miles de políticos y entidades públicas que lo único que hacen es crear problemas donde no lo hay. Se precisa de un rearme moral y una conciencia cívica general para participar en la cosa pública de manera masiva, sin intermediarios, se necesita gente dispuesta a defender su país, hace falta que nosotros la nación nos activemos. Cuando nos llega un anormal de categoría supina como Zapatero a parafrasear a John F. Kennedy, y decirnos aquello de: No piense lo que su país puede hacer por usted, sino lo que puede hacer por su país, me entran unas muy sinceras ganas de estrangular. Los políticos como Zapatero se permiten lujos que en otro país le supondrían condena de destierro. Preocúpese usted de gestionar la cosa pública como está mandado y deje de pedir más al personal, que está muy achuchado; contestaría yo al ínclito okupa de la Moncloa.

Hay que cambiar las estructuras de los partidos y democratizarlas, es preciso cambiar la ley electoral. Hay muchas cosas que arreglar en este país pero todavía no se ha presentado el político que formule estas propuestas y las lleve a cabo. Y tal y como está el grado de pasividad ciudadana, no los veo a corto plazo. Estos cambios suponen que mucha gente debe reubicarse y trabajar fuera de la administración pública, significa un cambio de modelo radical que nos acerque más a un país menos burocratizado, en el que la iniciativa privada sea muy poderosa, y sinceramente el español medio tiene ciertas tendencias culturales que no casan muy bien con la libertad. Los españoles prefieren que les gobiernen a gobernar, prefieren ser intervenidos a intervenir, prefieren las prohibiciones a la libertad; con este clima no hacemos masa crítica para el cambio. Desgraciadamente este pueblo no está ni educado ni preparado para gobernarse, somos esclavos civiles. Y lo peor es que si la gente es consciente de ello, esto significa que la comodidad gobierna sus vidas y no hay intención de cambio, aquello de; que lo hagan otros, es una mentalidad muy española.

A la vista de lo expuesto, creo que antes que revolucionar nada se precisan organizaciones cívicas que vayan tomando fuerza y sepan atraer a su lado más y más personas. Es importante que estas organizaciones se gobiernen con la responsabilidad y la certeza del cambio que se pretende, por ello se debe estimular la participación activa de todos sus componentes, evitar las cúpulas, imponer mandatos cortos y sin repetición posible, siempre renovados para evitar tentaciones personalistas. Estos grupos han de gestionarse sin ayudas públicas de ninguna clase, porque de lo contrario estarán cayendo en el clientelismo. Estos grupos tampoco pueden admitir entre sus miembros a políticos profesionales, porque sería lo mismo que auto inocularse el virus que se pretende exterminar. Estas organizaciones deben estimular los procesos democráticos internos y externos, y buscar formulas originales de presión sobre la administración y partidos. Las nuevas tecnologías son clave en la organización de estos procesos de cambio, pues los españoles están participando cada día más a través de internet. Es importante también que estos grupos se relacionen en redes, que estén interconectados. Es decir desde los movimientos cívicos se debe educar a la sociedad, y desde esta a los políticos en el cambio, predicando con el ejemplo y actuando en coherencia.

Probablemente en el transcurso de unos años estos grupos pudieran hacer cambiar las cosas en alguna medida. Yo no veo otro camino. Como digo en tantas ocasiones: seamos mejores para vivir mejor.

4 comentarios:

carmen escriña dijo...

muy bien dicho y muy bien escrito!!!!! carmen

Anónimo dijo...

muy bien escrito y muy bien dicho!!!!! carmen

Anónimo dijo...

muy bien dicho y muy bien escrito!!!!!

Anónimo dijo...

Todo lo que dice es cierto, pero las soluciones no son factibles. La sociedad civil honrada, no puede estar todo el día reivindicando, entre otras cosas porque tenemos que trabajar para pagar a todos los colgados. Vivimos en una democracia y cada cuatro años decimos lo que queremos y eso es lo que por desgracia tenemos. Yo si que creo que un nuevo partido, limpio de raiz y con gente no profesonal como política sino como personas honradas es lo que nos hace falta. Pero nadie se atreve a votarlos. Y así nos va y nos irá. Soy presidenta de una asociación civil, y le tengo que decir que cada día recibo palmadistas en la espalda, pero creame que eso no basta. La soledad es grande, por no decir grandísima. Y cada uno sigue en su sitio y con sus cosas, anestesiados de bienestar.....