martes, 27 de septiembre de 2005

¿Alianza de civilizaciones?


JOSE MANUEL ARECES
Recientemente estamos asistiendo a una ofensiva a la desesperada por parte del gobierno de Zapatero para hacerse con un hueco en la escena internacional. Tras los fiascos y precipitaciones de sus comienzos, tales como la retirada de las tropas de Irak, nuestro regreso sumiso y servil al eje Franco-Alemán, y la bajada de pantalones ante Marruecos, nos encontramos con que todo lo logrado en ocho años de difíciles gestiones internacionales para ingresar en la primera división de la política mundial, se ve, no frenado, sino desechado gracias a la vergonzosa actuación de este gobierno que nos ha llegado a golpe de bombazo.

Es probable que este análisis pueda parecer alarmista, derechoide y patriotero, pero vamos a desentrañar los hechos y llamar a las cosas por su nombre, y apliquemos una visión global. España, como cualquier otro país se encuentra sometido a los bamboleos y tejemanejes internacionales, la escena en la que vivimos, supone que cualquier suceso que ocurra en la más remota parte de este planeta tiene una repercusión internacional, es decir global. En este sentido estamos, por una parte, en una comunidad de naciones, la unión europea en la que diariamente se dirimen cuestiones que pueden afectar completamente al rumbo de nuestra economía y por ende a nuestra sociedad en conjunto, hábitos de vida y capacidad de desarrollo, y de otra nos encontramos supuestamente entre las naciones que defienden la libertad y la democracia a escala mundial.

Hasta hace un año escaso logramos, en el contexto europeo, adquirir una posición, en conjunto con otras naciones de nuestras mismas características, que nos permitían bloquear las decisiones que afectaran negativamente a los países menos desarrollados y con menor población, evidentemente esto no gusto ni a alemanes ni franceses, por otra parte asumimos un riesgo, y nos embarcamos con todas las consecuencias en la guerra de Irak, con el fin de suprimir de la escena a Sadam Hussein y participar en una operación de mayor calado para reestabilizar la región y poner freno a gobiernos que combaten abiertamente a la democracia y la libertad en nombre de una religión mediante la acción del terror como arma estratégica.

Estos gobiernos financian acciones terroristas en el exterior con el objeto de salvaguardar su infame sistema de maltrato a la mujer, de fomento de la pobreza, el clasismo y en definitiva de sostenimiento de una sociedad feudal, todo ello con la excusa de la salvaguarda de su fe islámica. Finalmente sufrimos un vergonzoso y postrer acto de una ambiciosa y taimada estrategia de años, por parte del gobierno marroquí, con la invasión de un islote de soberanía nacional. Este órdago del gobierno Alauí recibió una contundente y limpia respuesta del gobierno de Aznar, que recuperó dicho territorio, devolvió el status quo y lanzo un claro mensaje a los marroquíes de que con España no se juega más, jamás olvidaré aquel día, a pesar de las protestas del PSOE, ver a muchos españoles en nuestras calles andar con la cabeza bien alta.

Todos estos hechos, en resumidas cuentas, suponen una clara estrategia de demostrar con firmeza que España tiene su hueco en el contexto internacional y que merece un respeto, que el hecho de que seamos pequeños, pobres y del sur, no implica que no se nos deba tomar en serio. Hemos de estar más aplicados en la lectura de la historia y entender que la política de bloques es algo consustancial al desarrollo de las naciones, que las alianzas y la desestabilización del competidor forman parte del ABC de la política exterior, así a sido y así será, per sécula in seculorum.

Cualquier visión pacata, enana e ilusa, como la que caracteriza a nuestro gobierno, solo nos traerá, en el gran juego del ajedrez mundial, pobreza, estrecheces y dependencia de otros que nos manejan para sus intereses y a los que solo importamos como mercado donde vender sus productos, como es el caso de los alemanes y franceses, cuando no, ataques directos por parte de otros ante los que siempre seremos sus enemigos, tal es el caso del gobierno de Marruecos, que nunca aceptará que le hayamos dado tradicionalmente sopas con hondas y que para colmo además de mantener nuestra presencia en Ceuta y Melilla, apoyemos intermitentemente al pueblo Saharaui en su justa reivindicación por recuperar su país ocupado desde 1975 por Marruecos, de manera ilegal.

Así están las cosas, y ahora nuestra ultima gran baza es proponer una Alianza de civilizaciones para solucionar el problema del terrorismo con la receta de mucho talante, comprensión y amor. Este Zapatero se columpia. ¿Cómo puede ser tan ingenuo al pensar que a los señores terroristas se les puede llegar con comprensión, concesiones y palmaditas en la espalda?, ¿Piensa acaso, que a los que defienden un mundo sin libertad ni los más elementales derechos se les puede tender la mano?, ¿Espera Zapatero, tal vez, que países que pelean por defenderse de ataques suicidas acepten semejante propuesta?. Evidentemente mas de uno está dando palmas y no puede creer en su suerte, tales son los casos de Cuba, Venezuela, Marruecos e Irán, por poner algunos ejemplos de grandes democracias mundiales que se beneficiarían de este balón de oxigeno ofertado por ZP.

Verdaderamente me amarga pensar, que nos toque volver a las épocas de andar con la cabeza gacha y recibiendo limosnas como nación, solo porque a este servidor de los intereses de Francia, se le pague su traición con unas fotos y algún premio por ceder en nuestros derechos e intereses en el contexto internacional.

No hay comentarios: