sábado, 7 de noviembre de 2009

El sinsentido del caso Alakrana


Andan estos días las aguas revueltas, especialmente en el Índico, a causa del secuestro del pesquero vascongado “Alacrana” (yo la K la uso casi en exclusiva para decir Kilo). Todos los mentideros, medios de comunicación y clase política andamos a la expectativa de este secuestro plagado de errores que manifiestan muy a las claras el perfil de nuestro gobierno. Desde el principio ya corríamos el riesgo de sufrir un secuestro, pues el origen lo debemos situar en la resolución del precedente secuestro del “Playa de baquio”.

Existe una máxima que no ceso de repetir y que viene a decirnos que la política de pacificación hace más agresivo al agresor. Solo la firmeza pone en su sitio a los piratas, chorizos, saltatumbas, corruptos, secuestradores, traficantes y demás roedores. La flaqueza es el gesto que manifiesta a las claras donde ha de ir a hurgar el delincuente, no se pueden dejar flancos al descubierto porque te la clavan en cuanto menos lo esperes. No termino de comprender cual es la función de nuestras fuerzas armadas en relación a nuestra política exterior, de hecho, tampoco comprendo esa política. España es una nación con una tradición marinera que viene desde antiguo y según versan las reglas de nuestra Armada, una de sus funciones es proteger el comercio, el tráfico marítimo y nuestras costas frente a agresiones externas. Puesta de manifiesto la que es la razón de ser de nuestra flota, de todas las flotas del mundo mundial, no me entra en la cabeza cómo conociendo una zona de riesgo claro y evidente, existiendo una armada multinacional y el respaldo y quórum del mundo civilizado contra la piratería, anda nuestra armada haciendo como que se pasea ante las narices de los piratas. España tiene una larga tradición de lucha contra la piratería, contra el turco, en berbería, contra el corso inglés, siempre anduvo a la gresca nuestra flota protegiendo los intereses del reino. Nuestros marinos se han criado con una historia de lucha feroz por el dominio de los mares y la protección de nuestros pescadores y mercantes.

El destino del Alacrana no tiene otro remedio en estos momentos, a la vista de lo mal que se han hecho las cosas que pagar el rescate para librar a nuestros pescadores del secuestro al que se ven sometidos, pero acto seguido se impone una política de firmeza con la piratería, y esta consiste en emplear todos los recursos militares precisos, de proyectar la fuerza para hostigar en el mar a la piratería y no darle respiro asolando sus bases, que son bien conocidas. Esa es la única política que entiende un agresor. Julio Cesar fue secuestrado por unos piratas hace 2.000 años, tras su liberación al pagar el rescate, no hizo otra cosa que dirigirse a Rodas, contratar una flotilla y dirigirse a la base de lo piratas para reducirla a cenizas y crucificar a los delincuentes. Entonces se hacían así las cosas, y hoy no existe otra política posible.

Durante siglos la sola mención de las galeras españolas hacía temblar a todo moro viviente, pues sabían que podías atacar a una, pero que tras ella vendría un terrible castigo a manos de otras y de los temibles tercios de mar. Ese mismo respeto es el que ha de prevalecer entre los piratas somalíes, el conocimiento exacto de que el que la hace la paga, y que con España no hay otro beneficio que el fuego y el plomo de nuestras armas.

Si vis pacem para bellum, si deseas la paz, prepárate para la guerra, esa es la razón de ser de unas fuerzas armadas, el conocimiento exacto de la naturaleza humana, de la historia, y consecuencia de esa experiencia, la formación de ejercitos y armadas nacionales. Nuestra historia ofrece a cualquier gobernante, medianamente leído, pasajes y conocimiento suficiente como para saber de qué manera actuar o no, en toda ocasión. Estos pacifistas de pacotilla que hoy ocupan nuestros ministerios, ya protestaban hace unos años, cuando José María Aznar no tuvo más remedio que hacer uso de las fuerzas armadas, para salvagusrdar el territorio nacional ante la agresión del morito mojamé. Como digo, si entonces protestaban los sociatas, ¿como van a comportarse hoy de otra manera?, que poniendo las mejillas de los españoles, nuestros dineros y aún si fuere preciso nuestras posaderas, para calmar amablemente a quel que nos quiere mojar la oreja.

1 comentario:

frid dijo...

José Manuel ¿sisentido o sinsentido?

Un saludo afectuoso

frid