lunes, 14 de septiembre de 2009

Los cohetícos de Chávez


JOSE MANUEL ARECES.
Gorilón Chávez, el amigo de los pobres, aquel que con sus petrodólares a los descamisados de encarnado a vestido, se ha venido a Madrid a darse un paseo en olor de multitudes. El vengador de los indios, martillo de imperios recala en la capital del viejo imperio español para contarnos que Repsol ha descubierto la mayor bolsa de gas de su historia.


De ser yo el Presidente de la petrolera, temblaría pensando en la muy próxima nacionalización una vez hayamos puesto tecnología e infraestructura para su explotación. El dictador del país del culebrón tuvo el detalle de pasarse por la Casa del Libro a comprar no sé si alguna edición de las obras de Castro, Trostki, o las memorias de Simón Bolívar, ese traidor a la patria que embarco a media América en una serie de guerras de la independencia que con los siglos tantas desgracias trajo a los americanos.

Tras disfrutar de unas jornadas en la capital aposentado en el Villamagna a 5.000 euros la noche, el gorila de Maracaibo ha recalado en su finca para amenizar al pueblo venezolano con unas rancheras y alarmar a Colombia con la reciente adquisición de misiles tácticos rusos, misiles que poseen un alcance de 300 kilómetros, ahí es nada.

Chavez aduce que los “cohetícos” se han adquirido con unas pretensiones estrictamente defensivas. Parece mentira que estas declaraciones las haga el que ha llevado por dos veces la tensión a la frontera colombiana, aquel que ampara y financia a la guerrilla de las FARC. El anuncio se produce en un momento en que las relaciones diplomáticas de Venezuela y Colombia están congeladas desde finales de julio como protesta por el uso de Estados Unidos de bases situadas en territorio colombiano.

Chavez no puede soportar la presencia como vecina de una nación libre, un país donde no ha logrado colar ni un candidato de esos que financia a golpe de petrodólar y que tanta ruína están trayendo a las Américas, como ya está sucediendo en Bolivia, Nicaragua, El Salvador, Ecuador, y Argentina. Honduras se ha librado por un pelo de las ambiciones expansionistas de estos marxistas que pretenden convertir las Américas en una inmensa réplica de Cuba o Venezuela.

Colombia tiene a Uribe, firme defensor de la libertad e independencia de su pueblo, y tras el tratado firmado con los EEUU para instalar bases militares, Chavez ha añadido un poco más de leña en su particular partida de ajedrez. La escalada permanente de agresiones venezolanas contra Colombia a forzado a Uribe a buscar una alianza defensiva imprescindible para salvaguardar a su pueblo. Con Venezuela amenazando al noreste, las guerrillas ocupando un 25% del territorio, y Ecuador al suroeste, no quedaba más opción que buscar el que siempre fue un aliado firme y seguro de la libertad, como son los Estados Unidos. La alianza existe en mayor o menor grado desde los tiempos más duros de la guerra contra el narco, y siempre hubo una clara presencia militar norteamericana en suelo Colombiano.

Para mantener el equilibrio de fuerzas y disponer de una salvaguarda el tratado era, no necesario, sino a todas luces imprescindible desde el punto de vista estratégico y político. No está ajeno a este tira y afloja geoestratégico el gobierno ruso, el cual concedió a Venezuela un crédito por 2.000 millones de dólares para la compra de armamento a Rusia, Con este crédito se financiará la adquisición de 92 tanques T72, los “cohéticos” de Chávez y un número no determinado de sistemas antiaéreos.

La escalada venezolana para armarse es una muestra de los afanes imperialistas del golpista venezolano en su objetivo de teñir de rojo todo el continente americano, bien sea mediante las urnas, o el uso de la pólvora y la extorsión.

La dirección que están tomando los acontecimientos contrasta con la política exterior española, que por una parte siendo miembro de la OTAN y estando, por tanto, alineada con las naciones democráticas, así como por su responsabilidad histórica ante América latina, sin embargo no para de hacer gestos de apoyo a todos los gobiernos bananeros y totalitarios del continente, Justo es que nuestros aliados no se fíen mucho de nosotros, pero lo que es horrible desde el punto de vista político es que no levantemos ni un dedo en apoyo de Colombia, en lo que se está convirtiendo en un claro cerco político y militar.

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