JOSE MANUEL ARECES
El pasado fin de semana se reunió el cónclave del socialismo español, para celebrar sus victorias, y dibujar las líneas maestras de su plan de transformación de la sociedad española, acorde a su peculiar manera de ver el mundo mundial. Curiosamente la reserva espiritual del marxismo planetario reside, hoy por hoy, sobre esta piel de toro. El totum socialistum ha venido ha decidir que vistos los resultados electorales, este gobierno se soporta de una parte, en los votos de los fieles a la marca, y de otra muy importante, en una masa informe de radicales, incultos, minorías y revolucionarios a la violeta.
Esta amalgama social ha aportado a los socialistas la diferencia necesaria para mantenerse en el poder, único fin mundano de esta camada, y con su voto demanda una serie de cambios que ya despuntaban en el primer gobierno Zapatero. No se engañen, los sociatas quieren más poder y para ello han de eliminar de la ecuación al BNG, ERC e IU como competencia rojeril de una tacada, y de otra parte, neutralizar al Partido Popular. Bien, pues la jugada ha salido más que perfecta, para ello solo es preciso mentir como cosacos, mentir en las elecciones mediante un programa electoral de tintes moderados, y mentir a las masas negando la avenida de una crisis económica, los resultados han sido perfectos.
Las referencias al pasado, la denuncia de lo políticamente incorrecto y la demagogia barata fueron bastantes para dejar en la cuneta al PP, bueno, eso y la indefinición de los de Rajoy. El de Pontevedra sigue en sus trece y no contento con haber perdido, renueva esfuerzos rodeándose de una pandilla de sacamantecas, abrazafarolas, miedosos y vividores para enfrentarse a un PSOE más fuerte y peligroso que nunca con recetitas, espadas de plastilina, centrismo y muchas arrobas de indefinición ideológica.
Como es tradición el discurso del PSOE es tan eficaz que convence a los propios opositores. En la guerra es importante escoger el terreno para la batalla, es uno de los factores clave, junto con la sorpresa y una retórica que aporte la justificatio. En estos momentos el PP está en el huerto que le ha ofrecido el PSOE, es previsible, y no tiene justificación moral, porque se ha decidido por alejarse de la batalla de las ideas. Piensa la trouppe marianista que con la crisis económica,mucha niña mona, y un par de mensajes insustanciales, es suficiente para obtener una victoria. Pregunte Rajoy por el Rey Pirro de Siracusa. Craso error, continuamos en la misma situación que hace cuatro años, los socialistas tiene un proyecto a largo plazo, un proyecto que se basa en la ingeniería social.
Ingeniería social, terrible palabra que me produce un estremecimiento, de esos que te recorren el cuerpo desde los callos hasta la coronilla. Eso de la Ingeniería social me recuerda al aprendiz de brujo, me huele a Cuba y Venezuela, me sabe a pólvora y sangre, me suena a los organillos de Stalin, y me evoca negros nubarrones dictatoriales de cierta República fenecida.
Tras obtener el poder, el partido socialista ha renovado sus esfuerzos por deformar la sociedad española y controlarla a su antojo. Pretenden, sin arrobo, convertir a una mayoría a los gustos y usos de una serie de minorías con lobbys representados en el seno de Ferraz: el postfeminismo y su ideología de género, el marxismo rancio con sus afanes estatalistas, las minorías homosexuales, y los radicales protonacionalistas con sus veleidades federalistas, vierten sus ideas sobre las páginas de los programas de gobierno, y al parecer llevan las de ganar.
Yerra Rajoy cuando piensa que a los españoles solo les duele el bolsillo y que no hay batalla ideológica posible, se equivoca de plano, como ya es costumbre. Es la postura típica del comodón, del funcionario sabiondo. Esta piel de toro está plagada de una amalgama de seres y estares de lo más compleja, el paisanaje se mueve al dictado del tubo de rayos catódicos, el plasma y la TFT. Y en esta batalla ideológica los medios de comunicación son las armas, la superioridad moral e ideológica el alimento de los ejércitos, y la tierra quemada la estrategia para aplastar al enemigo.
Frente al discurso de la izquierda cutre hay que reunir una base moral fuerte, y contestar mirando a los ojos, sin complejos estériles, con la verdad, precisamos identificar líderes valientes que sepan mirar de cara al enemigo, y hablarle con tal claridad, que no quede duda alguna en las mentes de los electores. Nicolas Sharkozy actuó de esta manera, con un lenguaje nuevo, osado y rotundo, llamando al pan; pan, y desafiando a la pútrida moral de la izquierda con argumentos y valores de mayor peso, diciendo verdades como puños. Sharkozy representaba a un pequeño partido de derechas francés, no era el más poderoso, ni contaba con más afiliados que sus aliados circunstanciales, pero tenía un discurso, un plan, y la capacidad de convencer.
La España en la que vivimos es el producto de los que están convencidos de su verdad, con una ideología fuerte. Así los nacionalistas, paso a paso, han ido construyendo su sociedad a imagen de sus ideas, y las izquierdas han moldeado a la masa social del mismo modo, por ello hoy vivimos en su mundo, por nuestra pasividad, por nuestro individualismo, por nuestra debilidad ideológica, por nuestra comodidad. Hemos cedido nuestra soberanía y de barato. Es nuestro deber repararlo. Es nuestra obligación moral, patriótica e histórica. Nos debemos al destino de España, y ese destino son nuestros hijos, y los que les sigan en adelante. Por tanto cada día que pase sin actuar, es un día que brindamos al eje nacional-socialista, es una oportunidad más que les brindamos mientras nos quejamos en blogs, barras de bares y reuniones de amigos. Parafraseo a Kennedy: No digamos lo que esperamos de nuestro país, ¿digamos qué estamos dispuestos a hacer nosotros por el?.
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