miércoles, 4 de mayo de 2005

Las dos españas


JOSE MANUEL ARECES

Reconozco que nunca fuí muy influenciable por los trucos de magia,y demás artes del birlibirloque. Ya de pequeño, cuando salía ese señor feo, Juan Tamariz, en la tele haciendo trucos con las cartas y terminando siempre con su famoso TACHAAAAN, no conseguía con sus trucos desviar mi mirada de su terrible faz. Pero mire usted, he de reconocer, que en los últimos meses unos magos muy buenos me han tenido absolutamente despistado de los verdaderos problemas de España y de mi casa. Son los magos del PSOE. Y creo que sus trucos con el estatut, la tregua con ETA y demás cortinas de humo, han debido de hacer desviar la vista a más de un español. Porque hasta hace dos días yo también creía que España estaba en peligro, si seré estupido.

Menos mal que España y su realidad, somos desde el que suscribe, hasta pepi la del kiosco, Juan el barrendero, candela la de SEUR, Chechu el estudiante eterno, mi primo Alfonso, que con treinta tacos, lleva más años en el paro de lo necesario, España son Mercedes la pediatra, Jesús el periodista recién licenciado, Raúl que es autónomo, Fernando el agricultor, etc. Y a España, a los españoles, no nos han bajado los precios del gasoil, ni nos han solucionado nuestros problemas de vivienda.
El paro sigue creciendo y hay grupos de edad que parece que van a firmar por muchos años, el Real Madrid sigue en crisis, los pescadores prefieren reclamar a la Virgen del Carmen. No hablemos de agricultores que ven lo que cuesta su lechuga en origen y en mercado, o al paisano que se tira toda la semana pegado al volante en el trailer, con carga y descarga incluida tras un porte internacional. El próximo sábado 12, los padres van a salir a la calle a pedir una ley de educación que sirva de una vez para que sus hijos puedan un día lograr un puesto de trabajo.

Los mineros ya cargan sus barrenos con pólvora, en SEAT van a despedir a más de un millar de empleados, los del Carmel siguen sin vivienda, los tipos de interés que van a subir. Millares de subsaharianos estrellan sus carnes contra el alambre de espino o sucumben ahogados en las frías aguas, para disputar el sueño de una vida mejor a nuestros parados, engañados por las mafias y las series occidentales de televisión, piensan que aquí atamos los canes con longanizas de cuarto de kilo. Así nos va. Mientras tanto, parece que el problema consiste; en si a la clase política catalana le van a aprobar su estatut. Como paso de los treinta y cinco, y la memoria no me falla aún, pues ya me conozco a estos del PSOE: Su receta tradicional, cuando tienen a media España en la calle, es resucitar la guerra civil y meternos miedo, eso, o nos montan una expo o una conferencia internacional. Y por supuesto la culpa es de la derecha y del poder oculto, y de los curas, y de esos cabrones de la COPE, ¡como si ellos no fueran los que mandan!, ¡hay que joderse!. Y el problema es que la oposición les sigue el juego, no se si viven en otro mundo, o es que no tienen lo que hay que tener para solucionar los problemas del día a día. Menos mal que estamos para reacordárselos permanentemente.

En estos casos releer la historia y a nuestros clásicos, es un ejercicio de memoria imprescindible para darse cuenta de nuestro carácter, y el de nuestros gobernantes. Por mucho que digan los regionalistas, España tiene carácter, y aquí nada cambia, porque esto ya viene de largo. Antes los tercios andaban por Flandes y otros lares, buscando gloria y perdiendo la sangre, ahora nuestras tropas andan igual por el extranjero de crisis en crisis. Los payesos catalanes, se levantaban contra los malos políticos de Madrid, para cambiarlos por los peores de Barcelona, hoy es lo mismo. ¿Del Moro?, ¿para que hablar?, siempre anduvimos a ostias con ellos, ad eterniam.

El gabacho y el inglés siempre pendientes de robarnos la honra, riqueza y posición; hoy la piratería se llama economía global de mercado. En los campos el agricultor nunca fue feliz, un día le jode el clima extremo de esta tierra y otro el cacique con su interés e inoperancia; hoy se suman las grandes cadenas comerciales. ¿Y en Madrid?, pues allá siempre estuvieron los Olivares, Jovellanos, Esquilache, Cánovas, Godoy, González, Rajoy o Zapatero, ¿que mas da?, ellos a lo suyo y nosotros a lo nuestro, las dos españas, si, ¡existen!. Son la España de los que gobiernan y la España de los demás.

La España de los grandes asuntos de estado, y la de los problemas eternos. La del vasallo y la del señor. Parafraseando a Churchill, siempre unos pocos se enriquecieron a costa de unos muchos. Pero con tanta democracia y enseñanza, ¿que hemos aprendido?, ¿somos mejores?, ¿acaso hemos evolucionado un tanto?. Zapatero tiene razón en el enunciado, España necesita una revolución, un cambio, pero se ha equivocado como siempre en el contenido, ¿o no?.

La revolución está en librarnos de nuestros gobernantes. En acabar con las dos españas, y en superar nuestro estúpido y cerril carácter colectivo de sirvientes. Soy positivo y me llena la esperanza de creer que las cosas irán a mejor. Creo en la democracia y, de hecho, pienso que hay que ir a la democracia instantánea, a buscar medios para decidir y presionar diariamente sobre lo que nos afecta, con participación, lo que los yanquis llaman la sociedad civil, porque esto solo se arregla si marcamos de cerca y atamos en corto a los que gobiernan, aunque claro aquí hasta la asociación de pensionistas está controlada por algún representante de partido político. En el momento que sepan que se juegan sus garbanzos y prebendas, es cuando aligeran y se ponen a trabajar. Reconozco que las manifestaciones son un engorro, pero parece que la presión es la única receta que funciona con estos. Así que el día 12 me voy a Madrid a manifestarme, y de paso, a ver si veo a la hija de los principes. Y mañana me pongo el pasamontañas y a cortar la autovía del Huerna con los del carbón.

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